miércoles, 12 de agosto de 2009

Tardes de ángeles y demonios

Caminabas solo por la noche, escondiéndote debajo de las sombras y saliendo para reír estruendosamente de la gente que era escoria, de los mortales que de la vida no comprenden nada, que cierran los ojos ante el dolor; tus manos estrujaban las miradas que te cazaban a la distancia.

El día te llegaba en soledad bajo unas cobijas que quizá no se te apetecían, tu andar era lento desligado de quienes tu camino compartían, el viento soplaba y probablemente tu no lo sentías, la música de la muerte resonaba en tus oídos una y otra vez, a través de voces guturales y gritos ensayados que te convencían de no voltear atrás.

¿En qué momento ocurrió?

Volteaste a mirar a un extraño ser que había caído desde lo alto, herido, a la distancia le viste tambalearse para poder levantarse y seguiste sus pasos inconscientemente, ¿Quién era? ¿Qué era? Y en la nada… desapareció, su cabello enmarañado, sus brazos ensangrentados, su rostro sucio, sus facciones de ira y su mirar de tristeza.

Abriste los ojos en un lugar conocido, entre personas que te trataban con abierta familiaridad, habías despertado de aquel extraño sueño pero… ¿Realmente habías dormido? Te sacudiste las ideas con ganas, las voces en tu cabeza solo traerían confusión, después de todo, las probabilidades no estaban a favor de las alucinaciones.

¿En qué momento ocurrió?

De nueva cuenta de la nada aparecía una criatura con aires de inocencia, siempre sonriente, de mirar distraído e infantil, nadie especial, nadie importante, solo alguien más que se paseaba por tus alrededores y aun con su poca trascendencia algo había en ella que le mirabas constantemente de reojo, como a todos los demás, pero siempre diferente.

¿Quién era? ¿Qué era?

Y los días pasaban pero tus recuerdos solo se remontaban a un demonio cayendo, un demonio como tú, que se veía solo, lastimado y dolido mas no encontrabas en donde esa niña encajaba en la historia, en el sueño, aun así era lindo verla sonreír y de alguna forma, tu sabias que ella te observaba, de una manera que causaba que una corriente extraña recorriera tu espalda, desviabas la mirada para que nadie descubriera que algo había dentro de ti que los demás no conocían.

¿En qué momento ocurrió?

Los días pasaron y los meses acariciaron tu piel, la niña resulto no serlo del todo, en ella había algo de madurez, llevaban tiempo de andar los mismos caminos de reír con las mismas personas…

¿En qué momento ocurrió?

… hasta que la noche los alcanzo en una recóndita esquina de un mundo que no era el suyo y bajo la luz de un farol viste un ángel vestido de negro que le gritaba al mundo “te odio”, era el mismo ser que habías visto caer de algún lugar, un día sin mayor renombre, viste en ella un ángel abrigado por el color de las sombras, mas detrás de aquellas facciones era un monstruo con aversión a la humanidad, un demonio herido que tras sus practicadas sonrisas solo sabia llorar.

¿En qué momento ocurrió?

De pronto ella descubrió en ti, bajo aquella luz artificial en un oasis en medio de la noche, tras tus maquiavélicas risas, una sonrisa de la que se había enamorado sin conocerla, de entre tus perversos pensamientos una voz que clamaba ternura, entre la restricción de tu mirada un lugar donde perderse.

Se aferro ella a tu cuello o tu a su cintura…

¿Importa?

…ambos veían en el otro un ángel y no lo que realmente eran… demonios de la noche…

¿Importa?

…y sin darse cuenta, se volvieron dóciles gatitos el uno con el otro…

¿Importa?

…y sin querer… una tarde, el horizonte se tiñó de rojo… cuando las heridas habían sanado, sin entender como, solo ella pudo comprender que te quería... y que ese sentimiento la embargaba por primera vez.

viernes, 31 de julio de 2009

A raiz de un retrato inconcluso

Brindo por esa arrogancia tan plena que emana tu boca
y tu ego tan grande que traspasa mi barrera,
alzo la copa a favor de tu liviandad al andar por la vida,
por la ligereza de tus preocupaciones, si...
esas que dejas de lado.

Brindo por tu labia infinita
y la carente importancia que le das a hacer daño,
brindo hasta vaciar mi copa por ti, mi querido amigo,
porque de no haber sido tu así,
nunca te habría conocido.

Me fumo un cigarro en tu nombre
y en el del dolor que me dejaste y ya no se siente,
me fumo este cigarro por los recuerdos vividos
y los que nos faltan por tejer amigo mio.

Me regreso a la luna con una cajetilla y botella vacías,
en honor a esta confluencia de vidas.

Hago un brindis y me fumo un cigarro
en nombre de tu toma de desiciones
y del paso a veces tambaleante pero siempre constante
que asegura el camino bajo mis pies.

jueves, 23 de julio de 2009

Una noche

“Una noche en silencio” le demande a gritos a la nada y una noche de soledad tranquila fue lo que me entrego.

Me tropecé con cada uno de los ecos que emitían mis pasos, me senté bajo una solitaria sombra que alumbraba un rincón, carcomí el tiempo con cada respiro y le devolví al tiempo la razón en dos suspiros, extendí los brazos para esparcir mi “yo” sobre una espacio vacío que no podía tocarme y cerré los ojos para permitirle me hiciera el amor, mas la cordura de mi inocencia persistía en llorar, se sentía abandonada y la abrase, la ame como a nada he amado antes.

Me descubrí bañada de mi propia esencia, rodeando mi cuerpo con una piel que al parecer me pertenece, mis brazos desganados contenían una furia dormida en un prisionero sueño de tempestades que no querían despertar y grite… grite hasta que de mis garganta no surgieran más que tristes flores, hasta que mi voz se volvió un acorde con las estrellas, desgarre el destino con mis uñas el no debía existir para mi ni yo para el y tome del suelo uno a uno sus retazos.

Corrí ciegamente con el regazo lleno de “mañana”, contuve contra mi pecho ese legado de ilusiones que revoloteaban invisibles por todas partes, las esparcí sobre mi cama para que se volvieran la sábana blanca que me dejara descansar una noche, viendo a las luciérnagas mirar con los ojos cerrados el cielo, las luciérnagas que no saben volar…
Lentamente que quedé en silencio traspasando una membrana cotidiana, me extendí sobre el universo, molécula tras molécula me convertí en un todo, ese todo que hoy te abraza y no sientes, me convertí en la nada que entra y sale de tu cuerpo, y entonces… lo comprendí, soy el universo y soy la nada, soy el volar de esas luciérnagas que miran el firmamento, soy su impotencia, lo soy todo y únicamente soy nada, infinitamente soy… callé un momento, me sentí humana, me vi humana, calle humanamente, y desaparecí … una noche tranquila y sola, una noche para las luciérnagas que no saben volar… una noche en silencio.

sábado, 4 de julio de 2009

Me vuelvo al norte

Me decidí a viajar al sur, pero solo un poco, no tanto como llegar hasta los bosques de placeres rodeados de cavernas que contienen la infinita pacón, tampoco a las planicies tersas de la ternura casi infantil, solo quería viajar un poco al sur.

Llegué a las lagunas que desbordan sentimiento, a los ríos que desbocan con entrega total sin que nadie pueda detenerlos, me encontré con flores que abrían cada tanto, variantes a cada tactos, un camino de pétalos marchitos que se dirigía a un cementerio de naturaleza muerta, pero preferí no entrar, me tumbe sobre una Jerbera para que me abrazara con sus brillantes colores y me mesiera con esa brisa dulzona que sabia un poco a miel, un poco a tibio descanso, un poco a amargura y reía con la voz de los besos, al pasar sobre mi hombro.

Permanesí con los ojos cerrados para no olvidar ningún detalle y entonces... te soñé, solo así: Te soñé; Y los ríos se dejaron llevar al cause de un magnetismo frenético, los lagos que contenían tanto sentimiento se desbordaron, las flores brotaban una tras otra, la brisa se volvió un viento firme e imponente, incluso creí sentir un estremecimiento venido de mas al sur.

Quise quedarme ahí, a vivir bajo ese cielo negro en un lugar tan maravilloso que no necesitaba de mas luz, quise permanecer en aquel sitio, hasta que los pétalos me cortaron la piel y las aguas cristalinas se avalanzaron contra mi para beber mi sangre, hasta que el mismo aire me tomo del cuello y no me dejó respirar.

Hoy... hoy me vuelvo a norte, donde abundan las cambiantes dunas del pensamiento, hoy me regreso al cielo de mi ser, pasando por unos ansiosos labios avandonados, sobre una nariz que busca el aroma de ese sueño de eterna primavera nublada, sobre un par de ojos que se abren al encontrarte siendo lo mas cercano a aquel sueño, pero yo... yo me vuelvo al norte aunque tu existas, mis ojos te ven pero yo ya no, no quiero volver al campo de flores, mas me llevo tu sueño al pensamiento, donde no pueda sufrirlo.

Me vuelvo al norte, porque me canse de viajar al sur, y de sus inestabilidades, su clima cambiante, su timides y su falta de confianza, me regreso a los cielos del pensamiento, donde no hay dudas, solo verdades, donde no hay ilusiones, solo hay lo que hay.

Me vuelvo a los reinos racionales, porque todo territorio mas allá de la frontera de los labios aun debe madurar, aun debe crecer, me vuelvo a lo exacto y lo cuadrado para ver si puedo darle curvatura a alguno de sus lados, me vuelvo al Norte, pero me llevo tu sueño de la mano.

viernes, 8 de mayo de 2009

Antes de volver a la cordura

Antes de volverme a la cordura quiero vivir una ultima noche en la luna, hablar con esa pared que ha sido tan buena oyente, sentarme de espaldas al televisor para escuchar el canto de esa avesilla disecada, que esta sobre el buró a un lado de la cama.

Antes de volver a la cordura quiero amar, para decir que alguna vez amé con locura, y quiero señalar con libertad las traiciones de la cordura, porque los cuerdos no ven como quienes miramos estando en la luna.

Antes de volver a la cordura quiero pintar letras en el aire con mis coloridos dedos, que se mueven acariciando una cara que solo los lunáticos ven, quiero reírme con todo el sentido del mundo, porque las vocesillas en mi cabeza, son reales, y me causa gracia la extrañeza de la gente que no puede escucharlas,ahí están, pero me miran con recelo porque saben que las voces me lo dicen todo sobre ellos.

Antes de volver a la cordura quiero soltar otra carcajada, porque el viento me hace cosquillas si mueve mi cabello a la cara, quiero deformar mi rostro, intentando imitar las facciones de esa gente extraña, que pasa con temor frente a quienes sus sensaciones han sido capases de liberarlas.

Antes de volver a la cordura, quiero morir condenada, por que volver a la cordura es volver a estar encerrada.

viernes, 17 de abril de 2009

Tristeza inconclusa

Deje escapar una musa tras una lágrima, se escondió detrás de un mechón de cabello sin dueño que ya no olia a sueños de cama, la seguí con un suspiro arrebatador nacido en los campos del corazón, pero claro, las musas siempre huyen tan rápido que uno no termina de darse cuenta y ya se les esta extrañando.

Hoy deje a mi musa partir, después de muerto el ultimo soplo de aire, voló por aquel horizonte que no existe y apago mi ilación al sangrar el día, me dejo cojeando en la ventana con los ojos colgados en un paisaje que cambia.

Que triste es darse cuenta que el corazón no puede solo, que las manos son quizá un instrumento mas, sin dueño ni memoria, que las palabras se van aunque el viento ya no corra, y que entre yo mas espere mi pecho se desmorona...

domingo, 1 de marzo de 2009

El Anfiteatro de las Emociones

La noche cae con sus gélidas caricias, las nubes obstruyen las vista a la profunda mirada del cielo, te encuentras en plena soledad caminando sobre una calle sin luz... tus ojos te traicionan dejando ver sombras que te siguen, el miedo te carcome, si, pero tu continuas tu camino, tus pies saben a donde dirigirte, mas tu no sabes cual es tu destino y de pronto... una puerta; las paranoias que lamen tu cuerpo impiden que te detengas a pensar...

... y abres con lentitud la metálica barrera, la luz se hace frente a tus ojos, los cierras para no enceguecer, de a poco te permites ir adaptándote a ella, miras con detalle tu alrededor "El Anfiteatro de las Emociones" es lo único que tu mente dicta, por fin lo has encontrado, caminas por el lugar dejando que el eco de la agonía se desplome a tu espalda, hace frió y tus blancas manos solo caen a tus costados, la decadencia te ha embargado.

Levanta la vista y díme ¿Qué vez? ¿Un coliseo donde al centro existe una pantomima ajena a ti hecha solo para entretenerte de tus propias desventuras? ¿O es que vez una fría y lúgubre habitación donde se desmiembran uno a uno los sentimientos hasta encontrar su origen?... si es que lo tienen realmente.

Extiendes las manos con delicada precaución, sostienes esa maraña de emociones frente a ti... ¿Te pertenecen?