viernes, 17 de abril de 2009

Tristeza inconclusa

Deje escapar una musa tras una lágrima, se escondió detrás de un mechón de cabello sin dueño que ya no olia a sueños de cama, la seguí con un suspiro arrebatador nacido en los campos del corazón, pero claro, las musas siempre huyen tan rápido que uno no termina de darse cuenta y ya se les esta extrañando.

Hoy deje a mi musa partir, después de muerto el ultimo soplo de aire, voló por aquel horizonte que no existe y apago mi ilación al sangrar el día, me dejo cojeando en la ventana con los ojos colgados en un paisaje que cambia.

Que triste es darse cuenta que el corazón no puede solo, que las manos son quizá un instrumento mas, sin dueño ni memoria, que las palabras se van aunque el viento ya no corra, y que entre yo mas espere mi pecho se desmorona...